domingo, 5 de abril de 2015

Capítulo XXX - Arma mortal

Él estaba realmente agotado.
Se habían quedado los dos recostados uno frente al otro, y su respiración suave y dulce acariciaba su rostro. Y lo observó, su expresión relajada y ojos cerrados. Jocelyn nunca creyó que volvería a sentir eso otra vez, que volvería a estar así con alguien más. Todo había desaparecido, como si hubiera existido en otra realidad.
Ya no estaba muerta en vida, ahora amaba otra vez.
Quería llorar, pero de felicidad. Era como una nueva persona, como una resurrección.
El reloj que estaba sobre la mesa de noche era de cuerda y sonaba su tic tac como una ligera música de fondo.
Y era lo único que les informaba qué momento del día era en la ciudad de sombras. Aún faltaba para el amanecer.
-¿Cómo te sientes?- habló Luke, no estaba dormido, sólo descansaba. Abrió sus ojos y estaban de nuevo con su usual tono pardo.
-Muy bien- sonrió ella y los dos se rieron. Por momentos recordaban de cuando eran dos amigos en el colegio, siempre para arriba y para abajo juntos, él tan tímido y ella tan poco femenina… pero ya no más.
Era mucho mejor estar así.
Él la besa en los labios, y en aquel momento, el apartamento era el lugar más maravilloso del planeta. Ya no había nada que les pareciera ajeno, extraño o inhóspito, en ninguna parte.
-¿Qué comeremos mañana? No hay nada en la cocina- ella se rio otra vez, posando la mano derecha sobre el pecho de Luke y recorriendo cada línea que demarcaba su musculatura.
-No lo sé- Luke con aquella sonrisa tan expresiva, le iluminaba el mundo, y la abraza otra vez y, entre sus brazos, nada podría asustarla más. Se sentía muy segura y feliz, y el frío del apartamento no los molestaba más.
-¿Crees que ellos de verdad vayan a apoyarnos?- pregunta Jocelyn, muy apretada a su pecho, porque Luke había salido ayer para verse con los hombres lobo del edificio, y algo debieron haberle dicho.
Él suspira, pero no podía verle su expresión.
-Bueno… Ayer me acerqué a ellos, viven en el piso de abajo, la planta baja… allí están todos reunidos y la verdad me pregunto si no somos los únicos que habitamos estos pisos de arriba- le acariciaba la espalda a Jocelyn que todavía permanecía marcada de runas (Todas las que le había dibujado Valentine) y luego se detuvo en su rojiza cabellera, y jugó con los rizos hundiendo sus dedos entre estos.
Tenía la runa ahí, ésa que estaba dibujada sobre su pecho, ésa que acariciaba ahora que se habían unido, y desearía haberla hecha él, y que él tuviera una igual dibujada sobre su corazón…
-Luke, dime. Algo te preocupa, estabas muy tenso-
-Hay algo que no me gusta. No estamos aquí a la buena del Ángel, Josie, no estaremos aquí de gratis. Supongo que tendremos que trabajar para pagarles una renta o algo. Tenemos que comprar sus favores, eso-
-Bueno, claro, trabajaremos, haremos como ellos. Lo que sea que hagan aquí para vivir-
-Hum. Es que… precisamente los busqué ayer para eso. Para establecer cuentas, pero no me hablaron de eso- Luke evitaría decirle a Jocelyn de lo que en realidad le habló Randall ayer cuando lo vio –Creo que
tendremos que esperar- la besó en la frente y no quería hablar de más de nada que les perturbara su noche.
Hacía mucho silencio, lo que les resultaba extraño después de haber vivido en Nueva York. No habían sonidos de sirenas, de carros, de gente, de nada afuera de aquella ventana. Las sábanas los abrigaban y cubrían y era maravilloso estar así, porque en esos momentos nada podía ser capaz de perturbarlos.
Entonces ella lo acarició y él supo que lo estaba buscando otra vez.



--*---*---*---

Nueva York ya no era un lugar seguro para andar, y menos si se era Subterráneo. Y tal vez tampoco Nueva Jersey, Queens, el estado entero o el país entero.
Magnus caminaba apresurado y oculto bajo un enorme sombrero rojo cuya ala le cubría todo el rostro.
Estaba acostumbrado que todo el mundo volteara a verlo pasar, era un ser que resaltaba por encima de los ordinarios mundanos. Pero eso ahora lo inquietaba mucho.
Deseaba llegar a su loft lo más rápido posible y encerrarse allí protegido por algunos artilugios que había usado para eso. Pero tenía que salir, tenía cosas que hacer, y ahora traía la comida de gato que había pasado a comprar en la drugstore.
La calle estaba sola a esas horas de la noche, y había muy poca iluminación. Tal vez eran ideas suyas, pero la ciudad estaba mucho más oscura ahora, y era contradictorio, muy contradictorio decir que Nueva York era oscura y solitaria.
Finalmente llegó hasta la puerta de su loft y se notó jadeante, pero se tranquilizó, sin embargo, cuando iba a meter la llave en la cerradura encontró algo allí: era una nota.
Magnus tomó la nota y volteó a todos lados asustado. Pensó que a pesar de todo debía entrar y leer la nota adentro.
Así lo hizo, entró y cerró la puerta.
Por un momento se negó a leer la nota, creyendo que ellos sabían lo que había hecho, que Jocelyn y Luke habían estado allí en su casa y que él sabía dónde estaban ahora…
Finalmente tomó aire y enfrentó la situación con algo de rabia, indignado por estar asustado, y leyó
"Magnus Bane.
Solicito tu presencia imperiosamente. Por favor, atiende mi petición, nos veremos a la 1 de tarde en East Meadow. No tienes por qué temer nada, en cambio te diría lo contrario si no atiendes a mi llamado.
Celine Montclaire"
No había el nombre ni las iniciales de Valentine por ninguna parte, pero igual eso no lo tranquilizaba. Debía confiar en que no supieran nada "en cambio te diría lo contrario si no atiendes a mi llamado" ¿Era eso una amenaza?
Se quedó pensativo mirando a la pared, luego soltó aire ruidosamente y cubrió su rostro con las manos: debía ir al encuentro.

---*---*---*---

Jocelyn y Luke no saldrían del apartamento por algunos días, pero no precisamente por miedo.
En verdad no había nada en la cocina para comer, se rieron los dos como si el estómago no los molestara en lo absoluto.
-Tal vez esas alfombras preparadas con un trozo de toalla quede muy sabrosa y nutritiva en una sopa-
bromeaba Jocelyn, vestida otra vez, pero sin mucho arreglo. Se paseaba por la cocina.
-Sopa de alfombra, si tú eres experta en ese platillo, bienvenido sea- Luke solía burlarse de las comidas que hacía Jocelyn, pues no era definitivamente una cocinera, aunque la vida la hubiera forzado a aprender y lo estaba haciendo.
Pero la diversión se vio interrumpida cuando tocaron a su puerta.
Se ensombrecieron sus miradas y Luke fue a abrir, pues por el olor ya había identificado que era Randall.
-Buen día, tórtolos- soltó con un mueca el hombre lobo que llegaba.
-¿Qué quieres?- Luke lo recibe secamente.
-Es que suponemos que no tienen suministros, víveres y esas cosas- Randall entra al apartamento como si fuera su casa, sin ser invitado –Y ayer no tuvimos una conversación muy específica-
-Claro que no- la voz de Luke indicaba amenaza, de lobo receloso de otro lobo.
-En fin. He venido a proponerles un trato, ya que están aquí porque no pueden andar allá afuera- le clava los ojos a Jocelyn que seguía en la cocina.
En la sala se sientan ellos dos muy juntos, frente de Randall que seguía de pie.
-Habla claro. Sabemos que no somos unos invitados, ni ningunas personas muy deseadas en su mundo- habló ella imperiosamente.
-No en realidad, no nos importan. No nos importan los nefilim, y aquí cada quien vive su vida… pero- canturreó Randall- Hay una situación ahora muy grave en el mundo. Tal vez no se han enterado que recién esta madrugada ocurrió otra masacre, en un restaurant frecuentado por hombres lobo en las afueras de Queens. Tu esposo actuó de nuevo- se dirigió a Jocelyn.
Luke y Jocelyn no dijeron nada, pero él le apretó la mano porque sabía que la noticia le había afectado.
-Dicen que fue otro acto de venganza, con mensajes escritos con sangre en las paredes- el hombre lobo se paseó hasta llegar a la ventana donde ayer Jocelyn se había acercado a ver la ciudad –No hay duda que el grupo al que ustedes pertenecieron, no tiene otra razón de ser sino exterminarnos a todos-
-Randall, ve al grano. Nos estás perturbando, la estás perturbando a ella- celoso, Luke no permitiría que el hombre siguiera atormentando a Jocelyn.
-Si ustedes quieren vivir aquí con nosotros los Subterráneos, entonces nos ayudarán, y así se ganarán su lugar con nosotros- dijo finalmente, y había nada que indicara cosas de dinero ni nada de eso –Son de gran ayuda, ustedes dos, y en especial tú, mujer de Valentine. Tú eres la mejor persona que podamos tener ayudándonos a encontrarlo y a matarlo-
No se sorprendieron de eso, pero la mano de Jocelyn se tensó.
-Hay que matar a Valentine, por eso se quedarán con nosotros, porque sabemos que tú, mi querida nefilim, juraste vengar a tu hijo. Bueno, mátalo, estás aquí para eso, nos ayudarás a lograr ese objetivo- explicaba entonces las condiciones, y aunque no era nada nuevo para ellos, el tono de Randall no les gustaba. Jocelyn abrió mucho los ojos y miraba a aquel hombre pensando que la tenían allí como si fuera ella un arma letal que usar. Las palabras siguientes lo confirmaron –Y lo harás ¿Me oíste?-


Capítulo XXVIII - Cuerpo a cuerpo

La ducha le había sentado muy bien, le gustaba el pequeño lugar. Era muy íntimo y como si estuvieran escondidos de todo y de todos.
Eso le gustaba, se sentía tranquilo al fin, tal vez por primera vez en muchos meses.
El agua estaba fría pues así la necesitaba, y le quitó de encima el pesar que le había dejado la discusión. Pero mientras el agua recorría toda su piel, las palabras de Randall corrían por su mente con la misma intensidad.
Randall le había mirado con severidad esa tarde, eso más un toque de burla en sus gestos, y le había dicho que tuviera cuidado con la mujer de la cual era pareja ahora.
"La esposa de Valentine, Luke, te olvidas de que por mucho tiempo estuvo con él, y que lo amó tal como era, que se unió a su cuerpo y que lo apoyó en todo" oía aquella voz de lobo como si estuviera dentro de la bañera junto con él "Una mujer que es capaz de sentirse atraída por un asesino de Subterráneos, por su oscuridad y su sadismo, el hombre que incluso llegó a quitarle a toda su familia. Dime, novato ¿estás seguro de lo que es ella ahora?¿De que no lo ama a él todavía? Porque aquí nadie puede creer eso"
Y lo miraban meneando la cabeza.
Luke no le respondió a eso, porque Randall y aquellos lobos no se imaginaban que él había sido igual.
Estaba claro de que jamás confiarían en ellos.
Había sido un Cazador de Sombras del Círculo y los Subterráneos estaban todos dispuestos a matar a los del Círculo, y afuera, afuera estaba Valentine que lo perseguiría hasta el final para matarlo. Luke suspira y cierra la llave con rabia, y sale de la bañera desnudo y estremeciéndose por el frío que le pegaba, aún y después de haberse dado una ducha de agua fría. No quería sentir, pero la piel le ardía.




---*---*---*---

Lo había escuchado llegar, por un momento creyó que se había quedado dormida, pero tal vez había sido una desconexión momentánea de su realidad. No había dormido nada, y ya no estaba cansada.
Se puso de pie y observó, el cuarto de baño estaba al lado del dormitorio y allí estaba él. Y él no sabía, ni se preocupaba por ver dónde estaba ella, pero Jocelyn estaba allí, a la sombra del arco que daba a la sala, con la puerta sin cerrar.

---*---*---*---

También sospechaba que ése sería su hogar por un tiempo, y por la ventana de la habitación, Luke tenía la vista de la calle oscura y húmeda. Desde un cuarto piso verían el mundo, porque ahora no quería atreverse a salir mucho a aquella ciudad de sombras, ciudad de Subterráneos.
La toalla blanca apenas le tapaba la cintura y le colgaba floja, sin ganas sus manos de querer sostenerla más. Estaba harto, y le ardían las entrañas. Y de su garganta salía un ligero rugido.
Le había dicho a Jocelyn que se fuera, que no estuviera sola allí con él, pero no le hizo caso. Ahora no podía saber si respondería por sus acciones.
La toalla calló al piso y no le importó.
Supo que Jocelyn estaba allí, a la sombra de la puerta, como si su mirada tocara su piel.
Ella vio a Luke junto a la ventana, con toda el cuerpo húmedo, y cuando volteó el rostro, los ojos amarillos brillaban como los de un gato en la noche. Era como un animal, y eso la hacía estremecer de pies a cabeza.
Si pudiera oír su corazón, sabría que estaba desbocado, pero de seguro lo oía. Los ojos clavados en ella, no se movía. Pero lo hizo ella, y se le acercaba, poco a poco.
Él creía que ya no podría controlar al lobo y que terminaría como aquella primera noche en el apartamento de la librería Garroway, vuelto un monstruo… pero nada ocurría, su cuerpo no cambiaba y Jocelyn estaba allí frente a él, más hermosa que nunca. Y mucho había cambiado en poco tiempo, Luke que era delgado e insignificante en sus años de escuela, se había endurecido y fortalecido notoriamente desde que todos se unieron a Valentine. Jocelyn admiraba eso ahora con total plenitud, bajo la ligera iluminación que venía de las luces de la calle.
Si alguna vez hubo una larga y sincera amistad, pues ya nada recordaban, eran hombre y mujer en su más primitivo estado. La ligera ropa gastada por el uso que llevaba ella, ya no estaría más cubriéndola, le estorbaban a las manos de Luke.
No había nada qué hablar, sus bocas no podían decir palabra alguna.

---*---*---*---

En un cuarto vacía y cerrado, el hombre estaba tirado en el piso, y de un golpe se levanta y coloca su mano derecha sobre su corazón. Le ardía la piel, allí debajo de la mano.
Valentine se había encerrado en aquel cuarto macizo, de cemento, sin ningún mueble, con el piso frío y duro, pero aun así no podía evitar que aquello seres se aparecieran y reclamaran su dominio. Observó su brazo izquierdo y las venas negras estaban allí claras "Mírate, no sé qué te inyectas, Valentine, pero mírate" la voz gritándole en su cabeza, y ya no estaba en aquel cuarto de cemento sino en su casa de Idris, y Jocelyn estaba allí frente a él asustada y gritándole. Cargaba a Jonathan en sus brazos y se alejaba de él como si estuviera viendo a un monstruo.
Le dolía la runa, eso era. Abrió su camisa y aquel retazo de piel le ardía, porque algo estaba ocurriendo. Ella también tenía la runa, pero ¿qué ocurría aquella noche desgraciada? Algo que estaba destrozando su alma, algo que no podía ver pero lo sentía.
Quería arrancarse la piel y liberarse de la runa del amor. El amor lo destruía. Ya había sido suficiente.
Se dejó caer otra vez sobre el piso, temiendo que volviera a encontrarse con un demonio, pero en vez de eso los vio ellos. Muchas veces lo habían atormentado visiones sobre la infidelidad de su esposa, esta vez era diferente, esta vez parecía… ser real.
Su mitad demonio ahora lo hacían ver, era real, y se reía de él. Porque tal vez nunca ocurrió lo que tanto imaginó en Idris, pero ocurría ahora, y todo por su propia culpa.






Capítulo XXVII - Ciudad de sombras

Lo que vieron al terminar de cruzar los pasillos, fue una ciudad oscura que se extendía frente a sus ojos, y no sabían si estaban bajo tierra o… alguna otra dimensión.
Jocelyn sintió mucho miedo.
Las tres personas que los habían introducido por el pasadizo al Submundo de Salem ya no estaban allí con ellos, solamente Ragnor Fell aún los acompañaba.
Parecía que siempre era de noche allí, y las gentes eran todas atemorizantes.
-No se ve muy bonito, lo sé- comentaba Ragnor Fell- Pero es un hogar, al menos para nosotros-
Jocelyn quería decir que el mundo de los nefilim no era en nada comparable con eso. Los nefilim vivían en la luz, en lo hermoso, y no esa sucia oscuridad. Pero no se atrevía a decirlo, porque era como traer de vuelta los ideales del Círculo con ella.
Era mejor no comparar, pues ya había renunciado a su vida de Cazadora de Sombras.
-Vamos con la manada de Randall, ellos son dueños de todo un edificio- el brujo tomó la calle de la izquierda, por entre dos edificios que no tenían ninguna luz –Estoy seguro de que no tendrán problemas, si se adaptan a nosotros-
Avanzaron por la calle y era como andar por una ciudad, hasta podría decirse que tenía un cielo. Pero no se podía asegurar si aquel cielo era real.
-¿Está este lugar libre de demonios?- preguntó Luke.
-No se acercan por aquí, afortunadamente. No hay acceso a sus portales interdimencionales- Ragnor no sonaba muy convencido- Pero de todas maneras siempre hay que tener cuidado, algunos de nosotros somos parte demonio-
-Es muy noble de su parte, mantenerse alejados de los demonios- comentaba Jocelyn.
-Los Subterráneos no somos como crees, Jocelyn Morgenstern- Ragnor detuvo su marcha y enfrenta a Jocelyn, pues había notado rastros de la Cazadora de Subterráneos que una vez fue con ese comentario.
Ella calló.
En realidad habían quedado bastante desamparados, como lo estuvieron en Nueva York cuando llegaron. Nuevamente ellos dos estaban allí en una ciudad desconocida.

---*---*---*---

-Bienvenido- Randall y la manada habitaban un edificio muy viejo y con muy pocas ventanas, ubicado no muy lejos de donde Ragnor Fell los dejó. Eran todos hombres lobo allí, y no tenían ningún inconveniente en alojar a Luke con ellos, sin embargo no decían lo mismo de su acompañante.
-¿Estás con ella?- otro hombre lobo se acerca y pregunta descaradamente. Luke y Jocelyn se estremecen por aquella insinuación, y Luke enseguida intenta intervenir en su defensa, y decir que de ninguna manera estaba con ella de esa manera, que solamente eran amigos. Pero Jocelyn no le dio tiempo de hablar.
-Sí-
Luke voltea a mirarla perplejo. Los hombres lobos murmuran entre sí
–Estoy con él, es mi pareja ahora-
-Entonces… ¿La mujer de Valentine lo dejó por un Subterráneo?- Randall rio divertido, y la actitud de toda la manada cambió. Luke no hablaba, pero Jocelyn lo había tomado por el brazo.
-Así es- ella era clara y no vacilaba -¿Lo ven? ¿El por qué estamos aquí, por qué yo estoy con él?-
-Lo vemos- respondieron todos con un sonrisa.
Luke decidió dejar que ella prosiguiera con lo que estaba haciendo. Después del shock inicial, entendió que la manada los aceptaría a los dos ahora.
Los llevaron a los pisos de arriba, todo estaba oscuro, y la luz no alcanzaba a iluminar aquel mundo oculto.
-Tenemos una habitación muy buena para la pareja- Randall llega hasta una puerta al final del pasillo del cuarto piso. Las paredes de todo el edificio eran gris oscuro, las puertas negras, sin embargo la habitación se veía aceptable y cómoda.
-Gracias- finalmente dijo Luke, ansioso por estar a solas y poder hablarle a Jocelyn. El hombre lobo soltó una risa y los miró a los dos con picardía, y Jocelyn bajó la mirada.
-¿Por qué dijiste eso?- una vez que Randall se fue, Luke enseguida inquiere. Había mucho silencio en aquel mundo así que su voz se amplificaba–No es verdad… del todo. No es verdad, no eres mi mujer. Ellos creen...-
-No importa, ahora somos pareja, Luke-
-Lo hiciste para que nos aceptaran. Te haces pasar por mi novia por eso- él estaba herido, por él y por la dignidad de Jocelyn –Que le fuiste infiel a Valentine y todo eso. No es verdad. Nunca le hubieras sido infiel, porque lo amaste y lo sigues amando-
-En cierta forma lo es, Luke. Es verdad-
Él se quedó mudo mirándola con esos ojos grandes ojos pardos, resplandecientes. Ese amor dividido, no sabía cuánto le hacía feliz y cuánto le destruía, tener que compartirlo con su parabatai.
El lugar a donde llegaron tenía una habitación con solamente una cama matrimonial, y ellos debían aparentar que eran pareja tal como había dicho Jocelyn.
Era cruel y hermoso a la vez. Luke no podía ver todo eso como desearía verlo, porque dentro de ella estaba Valentine también.
-No, Jocelyn, tú no entiendes- exclamó Luke –Para ti es muy fácil, pero no les para mí-
Era como una puñalada, que Luke le dijera que todo era fácil para ella…
-No sé cómo puedes decir eso, tú que has visto lo que he pasado. Decir que es fácil…- las lágrimas encendieron sus ojos verdes, pero a media luz apenas se le veían. La rabia que sintió por Luke en ese momento era nueva, era producto de un huracán de emociones que estaba teniendo por él.
-¡Es fácil para ti fingir estar conmigo, porque no soy Valentine!- le gritó apasionado. Se había colocado junto a la negra puerta, apoyando las manos contra la madera.
Ella finalmente se sienta en el viejo sillón que acompañaba la entrada, y no quería levantarse otra vez de lo cansada que estaba.
-Tú siempre estuviste conmigo, muy juntos, porque en nada te apasionaba. Pero en cambio con Valentine no podías estar ni un momento a solas porque…-
Luke calló al ver el impacto que ocasionó con lo que pretendía decir. Pero ella no podía rebatirle nada.
-Entiende, yo no puedo estar a solas contigo- la rabia se le pasó, ahora le hablaba con un nudo en la garganta –Temo que pueda hacerte algo-


El silencio los acompañó hasta no sabían cuándo, porque en aquel mundo, siempre de noche, no podían identificar la hora. Jocelyn se quedó callada y lo dejó solo en la sala.
Había una pequeña cocina contigua y el baño estaba al fondo, así que quiso bañarse, aunque se pusiera la misma ropa después. De Luke no supo más pues había salido para hablar con Randall, y mientras ella estaba allí se dio cuenta de que acababa de tener una discusión pasional con él, por primera vez, como las que tuvo con su esposo.
Entonces observaba a su alrededor y se preguntaba cuánto tiempo estarían allí. El lugar tenía una pequeña ventana que daba a los laterales y por allí se asomó, y vio la ciudad de sombras, y sintió que todo aquello iba a ser su hogar, con Luke, por mucho tiempo. Y su mano se fue hacia su pecho y apretó sus ropas con fuerza, pues su corazón latía fuertemente.
Cuando él llegó después, ella estaba en la habitación. Lo escuchó pasar, husmear en la cocina. Lo escuchó inmóvil y con lágrimas en los ojos. Luke al rato entró al baño y entonces oyó el sonido del agua.
Estaba segura de que no iría a la habitación, que dormiría en algún lugar lejos de ella, pero allí no era como su apartamento del East Elmhurst, sobre la librería, allí no habían dónde dormir sino el cuarto. No había escapes.

Capítulo XXVI - Refugio en el Submundo

El hombre que atendía la tienda de antigüedades no era un hombre en realidad.
Su piel era verde, su cabello, blanco, y tenía cuernos, y sin embargo era más hermoso que cualquier ser humano.
Ragnor Fell no solía estar en la tienda siempre pues no era el encargado cuando los clientes eran humanos, tenía un amigo que se encargaba de eso, pero ese día estaba allí, atendiendo su tienda, y no esperaba que ocurriera nada en particular. Pero ocurrió.
A media mañana de aquel día, dos personas entran a su tienda, y enseguida supo quiénes eran.
-Llegan rápido- dijo el brujo con tranquilidad.
-Buenos días- la Cazadora de Sombras se acerca al mostrador, esperándose aquello. Claramente aquel era el brujo que les había indicado Magnus Bane.
-Jocelyn Morgenstern- rasguña Ragnor inexpresivo, viéndola acercarse. Los dos, tanto ella como el hombre lobo, tenían un aspecto muy cansado, a pesar de que sus ropas estaban relativamente limpias.
-Me conoce- suelta Jocelyn con un suspiro.
-Claro que te conozco, querida, casi todo el mundo en el Submundo conoce a los Morgenstern hoy en día-
Luke y Jocelyn intercambiaron miradas. A esas alturas, y después de lo ocurrido en la casa de la praetor lupus, no podían confiar en nadie. Luke permanecía alerta.
-No teman- adivinó el brujo –Al menos no de mí-
-Bueno saber. Por cierto, ahora soy Jocelyn Fray- corregía ella –No soy más Morgenstern-
El brujo prefirió no comentar nada sobre eso.
-¿Lucian Graymark?- identifica ahora a Luke. Muy conocedor de los miembros del Círculo.
-No más, soy Luke Garroway. Lucian era un Cazador de Sombras y yo ya no lo soy, soy un Subterráneo-
-Ya veo- soltó Ragnor Fell, y dejó de lado las introducciones –Bien, Magnus me habló de su situación- salió de detrás del mostrador.
-¿Puede ayudarnos?- rogaba Jocelyn –Estamos con ustedes. Nosotros no permitiremos que El Círculo continúe llevando a cabo su macabra obra-
-Eso me dijeron. Y creo en Magnus. Jocelyn, en serio lamento lo que padeciste- reconoce, y aquello acongoja el corazón de la nefilim –Pero, debo decirlo, no será muy fácil. El Submundo está muy conmocionado-
El brujo cerró la puertecilla del mostrador, y comenzó a caminar hacia la puerta, cruzando los estantes cargados de cosas curiosas. Y obviamente que Jocelyn y Luke debían seguirlo.
-Vengan, vámonos rápido- dijo antes de abrir la puerta de entrada.

---*---*---*---

Salem era un lugar cargado de historia, tanto para los humanos como para el Mundo de Sombras. En el automóvil robado de Luke, Ragnor los llevó hacia un lugar lejos de la tienda, y gracias a él, los Subterráneos los oirían y los dejarían estar con ellos.


De otra manera no sería posible, ni siquiera con la manada de Alaric podían estar sin desconfiar. Necesitaban la ayuda de brujos como Magnus y Ragnor Fell para hallar un lugar en el Submundo.
-Sus amigos están matándonos por montones- en medio de un bosque, Ragnor fell detiene el automóvil, a orillas de la carretera, y a pocos metros de la planta nuclear.
-No son nuestros amigos- cortó tajante Luke –Ya hemos aclarado eso. Nos persiguen, nos quieren matar-
-Precisamente- el brujo se bajó del automóvil y lo mismo hicieron Luke y Jocelyn –Encima de que ese fulano Morgenstern se ha propuesto destruir a todos los Subterráneos, también está acabando con todo el mundo que se les cruce a ustedes por el camino. Lamento decirles esto, pero Magnus no supera lo que le hicieron a Camille, y así nosotros estamos sufriendo por un conflicto que es de ustedes- y Ragnor señala a Jocelyn- No sé qué habrás hecho, Jocelyn Morgenstern, pero no me pidas que no te reproche-
-Tal vez necesitas que te describa cómo Valentine mató a toda mi familia- ella se le enfrentó.
-Por algo que tú le hiciste- y el brujo pasea su mirada de ella a Luke –Ustedes-
Ella se queda muda pues un fuego de ira le recorría las entrañas.
Empezaron a caminar hacia dentro del bosque, dejando abandonado el automóvil a orillas de la carretera.
-Por favor no me juzgues, ya sufrí todo lo que tenía que sufrir por lo que fui- la voz de Jocelyn sonó desgarradora y el brujo se compadeció, así que no siguió tratando el asunto.
-Bien, no falta mucho- soltó y siguió caminando.
Llegaron hasta unas casas en medio del bosque, que parecían ser un aserradero, o tal vez algún matadero, que hacía tiempo estaba en desuso.
Cualquier humano que anduviera por allí, no encontraría nada de especial en aquellas casas. No había nada allí excepto una entrada secreta que solamente existía para los que pudieran encontrarla a través del Glamour.
Una piscina vacía parecía aquel agujero, una cavidad hueca que estaba dentro de una de las casas, y era poco profunda, como de tres metros. Y al fondo, los tres pudieron encontrar un enorme portón.
Una puerta en el fondo de una piscina vacía y abandonada, parecía una locura para Jocelyn. Pero hacia allí iban, pues allí estaba la entrada.
Ragnor Fell tocó la campana, que sonó con un eco profundo, y a los dos minutos alguien abre la puerta.
-Soy yo, Ragnor Fell, ábreme- ordena el brujo.
Con cierta lentitud se abre el portón, y nada podían ver más allá, lo que era muy angustiante para los recién llegados. La mano de Jocelyn se aferra al brazo de Luke y lo aprieta, sintiendo él todo su temor.
-Pasen, no teman- oyeron decir.
Tres personas se aparecen en su campo visual al fin, y parecían estar bloqueándoles el paso.
-Entonces- dijo una horrible voz que ligeramente parecía de mujer- Son estos los prófugos, los desterrados-
-Sí, ellos son Jocelyn Fray y Luke Garroway…- explicó Ragnor Fell- Por haber estado en El Círculo antes del Levantamiento, son buscados por La Clave, y por ser los causantes del fracaso del Levantamiento, son cazados por los sobrevivientes del Círculo, y por el mismo Valentine Morgenstern-
-Menudo embrollo en que están metidos estos dos- refunfuña la voz.
-Como verán entonces, son prófugos y desterrado de todo- intercedía el brujo.
-Y se supone que por eso debemos confiar en ellos-
Luke quería hablar, aunque no podía distinguir a las tres personas debido a la extraña iluminación del lugar. Estaban como en una especie de túnel subterráneo.
-Lucian es ahora un Subterráneo- insistía Ragnor a su favor.
-Pero ella es una Morgenstern, ella es la mujer de Valentine- otra voz intervino enérgicamente –Pretenden ocultarnos eso-
-Ya no lo soy- habló Jocelyn con autoridad –Ahora estoy en su contra-
-Aquí será muy difícil que confíen en ustedes, en ti, Jocelyn. Sin embargo accedimos a recibirlos, por pedido de compañeros Subterráneos, y confiando que en verdad ahora estén de nuestro lado-
-La lucha contra El Círculo se está poniendo feroz y no estaría mal tener algún apoyo de gente que estuvo tan cercana al enemigo- dijo la voz de mujer.
El grupo meditó, dejando a la pareja expectantes y nerviosos. Aquello parecía ser una cavidad subterránea, de túneles de piedra y cemento, probablemente extensiones de la planta nuclear.
-En este lugar estarán a salvo de Valentine y sus seguidores, pero no de otras cosas que puedan suceder- advertía la mujer sin rostro- Deben cuidarse, nosotros no podemos hacer más-
-En fin, accedimos a alojarlos- los tres guardianes se movían para acompañar a Ragnor Fell, Jocelyn y Luke por el camino rocoso, hacia un destino desconocido- Vengan, pueden pasar. Pero cuídense, porque no son del todo bienvenidos por aquí-